No sé si has reflexionado sobre esta cosa extraña que es el yo.
cambia a medida que se lo observa, como cuando fijas la mirada en las nubes del cielo, tumbado en la
hierba. al principio se asemejan a un camello, luego a una mujer, y por último se transforman en un anciano
de luenga barba. Nada sin embargo es fijo, puesto que en un abrir y cerrar de ojos vuelven a cambiar de forma.