martes, 31 de julio de 2012

..Te has subido a un autobús de línea. Y, desde la mañana, el viejo bus de ciudad reconvertido ha traqueteado durante doce horas seguidas por las carreteras de montaña, mal conservadas, llenas de resaltes y de baches, antes de llegar a ese pueblecito del sur. Con la mochila a cuestas y una bolsa en la mano, paseas la mirada por el parking sembrado de envoltorios de polos y de desechos de caña de azúcar. ..así comienza la novela de Gao, La montaña del alma, con la que viajé de Espña a China y viceversa, y conocí un trocito del alma de Gao y de su tierra.