..Te has subido a un autobús de línea. Y, desde la mañana, el viejo bus de ciudad
reconvertido ha traqueteado durante doce horas seguidas por las carreteras de montaña,
mal conservadas, llenas de resaltes y de baches, antes de llegar a ese pueblecito
del sur.
Con la mochila a cuestas y una bolsa en la mano, paseas la mirada por el parking
sembrado de envoltorios de polos y de desechos de caña de azúcar.
..así comienza la novela de Gao, La montaña del alma, con la que viajé de Espña
a China y viceversa, y conocí un trocito del alma de Gao y de su tierra.